ESPAÑA TIERRA DE MARÍA

ESPAÑA TIERRA DE MARÍA

domingo, 27 de agosto de 2017

20 ERRORES COMUNES EN LAS ORACIONES. 

     Hoy te ofrezco un elenco de errores frecuentes en la vida de oración, tal vez te sientas identificado con algunos de ellos. Posteriormente ofreceré la contrapartida.

 Acudo a Dios sólo para pedirle que me resuelva problemas y necesidades que me interesan: salud, trabajo, familia, tranquilidad, etc.

Cuando voy con mis preocupaciones, mi oración termina siendo una reflexión personal acerca de cómo resolverlas. Ya no hablo con Dios sino sólo conmigo.

Hablo, hablo y hablo, sin escuchar a Dios. Más aún, no sé qué significa escuchar a Dios, ni cómo habla Él.

Creo que oro bien si los sentimientos son bonitos. Si no, pienso que algo estoy haciendo mal, que no sé orar.

Mi oración se reduce a fórmulas memorizadas que la mayoría de las veces repito sin atención.

Cuando rezo hago cosas, pero no entro en contacto personal de corazón con Dios. Mi “oración” es una especie de acto intimista en solitario.

Trato poco a Cristo Eucaristía.

Uso muy poco la Biblia en mis meditaciones.

Concibo la oración sólo como iniciativa humana: soy yo quien tiene la iniciativa de establecer comunicación con Dios y me esfuerzo por alcanzarlo.

Mi relación con Dios va en paralelo de mi vida ordinaria, es un apartado en la rutina diaria o semanal, como una actividad más junto al resto de mis quehaceres.

No medito o mi meditación se limita a pensar, a desarrollar reflexiones teológicas.

Rezo como me enseñaron de niño y allí me quedé.

Mido y cuento el tiempo que le dedico a Dios. Soy tacaño con Dios, mi tiempo con Él no es tiempo de calidad, con frecuencia le dejo las migajas del día.

Creo que ya me las sé todas en materia de oración, que no tengo más que aprender. Cuando otros hablan del tema, pienso que yo sé más…

Evito las oraciones comunitarias.

Voy a rezar tan distraído que al final sé que entré y salí de la iglesia o capilla sin haber entablado un mínimo contacto personal con Dios.

Estoy tan acostumbrado y me he resignado ya a cómo es mi oración, que ya no deseo ni suplico a Dios que me conceda una mayor intimidad con Él, ni creo en el fondo que Él me la desee conceder.

Considero que tengo hilo directo con Dios y descuido sin embargo mi vida sacramental (misa, comunión, confesión) y espiritual (vida interior, virtudes, recurso a medios de perseverancia como la dirección espiritual, etc.)

Rezo sólo cuando me siento digno de rezar. Cuando me siento indigno, porque he pecado, o me he enojado, o no estoy bien conmigo mismo o con los demás, me excuso diciendo que sería hipócrita si rezara, y dejo de hacerlo.

Mi objetivo es cumplir con aquello a lo que me comprometí. Muchas veces no sé ni lo que hago, sólo rezo con tal de cumplir (misa dominical, liturgia de las horas, rosario…)

P. Guillermo Serra, L.C.

Si quieren completar la lista, adelante



lunes, 7 de agosto de 2017

8 MENTIRAS RECURRENTES QUE ESTÁN AL ACECHO DE LOS CATÓLICOS EN EL MUNDO ACTUAL.

    
      Teniendo en cuenta la complejidad de la teología católica acerca de la naturaleza de Dios, la siguiente lista, apoyada en las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia, contiene respuestas.

1. Jesús nunca asegura ser Dios en la Biblia.
     
     Cristo se refiere a sí mismo como Dios aproximadamente 50 veces en las Sagradas Escrituras.
     Asimismo, los Evangelios muestran las reacciones de quienes se oponían a Jesús tras afirmar ser Dios o igual a Dios (por ejemplo en Marcos 14: 61-62).
     Si Jesús nunca afirmó a Dios ¿por qué algunas personas se molestaron tanto con Él hace 2000 años hasta el punto de crucificarlo? Cristo fue condenado a muerte porque lo consideraban blasfemo al referirse a sí mismo como Dios.
 
2. Todos adoramos al mismo Dios.
     
     Solo existe un Dios único y verdadero porque Él mismo lo afirmó (Dt 4:39, Isaías 43:11, 45: 5), sin embargo, no todo el mundo lo reconoce. Debe también señalarse que ninguna deidad pagana ha hecho una afirmación así.
     A pesar de que suena políticamente correcto que todas las personas adoran al mismo Dios, es teológica, histórica y antropológicamente incorrecto. Fuera de la tradición judeocristiana, las deidades son impotentes, celosas, caprichosas, comedidas, hedonistas, egoístas, tremendamente emocionales y tiene una débil preocupación por los asuntos humanos.
     El Dios judeocristiano es el amor mismo. Ninguna otra religión describe su deidad de esta manera.

3. Todas las religiones son iguales.
     
     Esta creencia está conectada el punto anterior, y por lo tanto, es incorrecta. Algunas religiones son violentamente la antítesis de todas las demás expresiones religiosas. Algunos requieren el sacrificio humano, conductas inmorales a la que se consideran virtudes o proponen “textos sagrados” que son ilógicos y contradictorios. Es imposible sugerir que todas las religiones son iguales.
     Cristo nos dice que Él es el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14: 6). El Dios judeocristiano se presentó a su pueblo y les enseña porque los ama (Hechos 4:12). Ninguna otra religión hace tales afirmaciones. La salvación solo viene de Cristo y no de Mahoma, Buda o Joseph Smith. El culto le pertenece por derecho solo a Yahvé, que es el gran YO SOY (Ap 4:11).
     Existen diferencias irreductibles entre el cristianismo y el judaísmo como la encarnación, la pasión y resurrección. Podemos extender esta lista de incompatibilidades al considerar las religiones paganas. Sin embargo, muchas demandas éticas a través de las religiones pueden ser iguales o al menos compatibles. Esta no es una extraña coincidencia, por el contrario, si el único Dios está llamando a toda la humanidad, entonces Su marca será dejada sobre varias respuestas a la llamada.

4. La Eucaristía es un mero símbolo.
     
     Esta es una perniciosa herejía y es bastante frecuente. ¿Por qué el pan y el vino son ofrecidos en el altar por un sacerdote como Cuerpo y Sangre de Cristo? Porque Jesús lo dice (Lucas 16).
     De hecho, lo reveló a las personas que lo acompañaban en la sinagoga de Cafarnaúm y un buen número hizo una rabieta. Jesús preguntó a sus discípulos si también querían dejarlo por hacer tal afirmación, y Pedro respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" (Juan 6:68).
     Aparte de lo que Jesús dijo, debe considerarse cómo los primeros cristianos trataban a la Eucaristía. Para Pablo, es una celebración con la que se anuncia y actualiza la muerte del Señor hasta su regreso (1 Cor 11:26).
     "El que, por lo tanto, coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del cuerpo y la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así el pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11: 27-29).
     La Didajé o enseñanza de los doce apóstoles refleja este sentimiento: "No permitan que coman o beban de su Eucaristía, a excepción de los bautizados en el nombre del Señor, porque el Señor ha hablado de esto: 'No den lo que es santo a los perros'" (Didajé 9: 5).

5. Cristo es insuficiente.
     
     No existen nuevas revelaciones y el canon bíblico está cerrado. Hay demasiadas personas que quieren "aumentar" las enseñanzas de Cristo sosteniendo que, como las Sagradas Escrituras fueron "escritas hace mucho tiempo", estas deberían ser "actualizadas".
Psíquicos y charlatanes de todo tipo difunden sus supuestas "habilidades proféticas" que al parecer, van en contra de lo que sabemos de Dios. Nada más lejos de la verdad.
     Si estas personas están en lo correcto, ¿por qué el Espíritu Santo le da a cada uno diferentes mensajes? Cristo y su Iglesia no necesitan nada de simples humanos. El mensaje de Cristo es válido y auténtico ayer, hoy y siempre como afirma la cita de Hebreos 13,8.

6. Puede haber nuevas revelaciones del plan de salvación.
     
No hay y nunca podrán existir nuevas revelaciones que se añadan a la economía de la salvación. Algunas revelaciones privadas están aprobadas por la piedad popular (por ejemplo, Sagrado Corazón, Lourdes, la Divina Misericordia) y otras no.
     La clave es si van de acuerdo a las revelaciones originales de Cristo en las Sagradas Escrituras. La gente se coloca en una situación precaria cuando se atreven a juzgar no sólo la Biblia, sino a Dios mismo y Su Iglesia, negando así la Tradición y el Magisterio.

7. Todos somos hijos de Dios y, por lo tanto, Él debe amar todo lo que somos.
     
     Sí. Dios nos hizo a todos. Dios nos ama a todos. Todos somos Sus hijos. Sin embargo, Él nos llama hacia Sí mismo en un espíritu de amor y arrepentimiento, pero no todo el mundo está listo y dispuesto a hacer ese tipo de compromiso.
     No se puede decir que somos Sus hijos y al mismo tiempo negarnos a reconocer nuestra relación con nuestro Padre Celestial. (1 Juan 3:10, Rm 8,15, Efesios 2: 1-16).
     Dios es misericordioso, pero no todos nosotros queremos ser perdonados, o incluso, pensamos que no hemos hecho nada que deba ser perdonado (1 Juan 1: 8).

8. Dios usa a los hombres como "ratones de laboratorio".
     
     Dios es omnisciente y sabe lo que vamos a hacer. Ama nuestra existencia y no nos trata como si fuéramos “ratones de laboratorio”.
Dios es amor (1 Juan 4: 8, 16) y por lo tanto nunca podría torturarnos para ver "lo que haríamos”. La tentación se encuentra dentro de nosotros mismos y es decisión nuestra seguir la ley de Dios o rechazarla. (Dt 30:19).


Diego López Marina, de la agencia ACI,